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Hoy es mi cumpleaños. Y todo lo que pedí al soplar las diecisiete velitas de mi tarta fue lo único que no he tenido. A él. A esa estrella que brilla en mi cielo, al alcance de mi mano, pero que no me atrevo a tocar. Todo lo que tengo ante mí es el paraíso encerrado en una pantalla del ordenador. Tras de mí, miles de fantasmas y demonios que no me dejan ir. Ahora, la pelota está en mi tejado. Si doy un paso adelante, tendré todo lo que pude desear. Si doy un paso en falso,  caeré entre los personajillos de mi espalda. Y, lógicamente, tengo miedo. Aunque él me pida que no lo tenga. Camino sobre una cuerda floja, aunque el me ciña por la cintura. Pero, ¿sabéis lo mejor? soy más feliz en esta cuerda floja de lo que he sido en mucho tiempo. Yo también vuelvo a ser yo misma :)