Él esperaba la canción adecuada.
Yo esperaba una frase de siete palabras.
Los dos lo necesitábamos y a ninguno nos llegaba.
Fuimos dos estrellas paralelas, que brillaban juntas. Y un día, dejó de ser.
Somos dos cometas que se chocan, que se evitan y vuelven a juntarse, desprendiendo polvo por doquier, quedando cegados para volverse a separar.
Seremos dos astros lejanos, confiando en que el otro está en algún lugar, como un anclaje a los recuerdos.
Tú y yo. Yo y tú. Nosotros.Ninguno.
Condenados a entendernos, destinados a la distancia, obstinados en el recuerdo.
Tal vez sea bueno así.
Él lloró. Yo lloré.
Logramos comprenderlo.
Y llegó, por fin, el día.
Ambos encontramos lo que buscábamos. Tarde.
O, tal vez, en el momento justo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario